La seguridad es una de las necesidades fundamentales en la infancia. Abarca tanto la seguridad física como emocional, proporcionando un marco estable y confiable que permite a los niños explorar, aprender y desarrollarse plenamente. Para satisfacer esta necesidad de seguridad, podemos considerar cuatro dimensiones interrelacionadas: ritmo y estructura, repetición, acompañamiento y vínculo, y límites y normas claras.
1.1. Ritmo y estructura
El ritmo y la estructura son esenciales para crear un ambiente predecible y seguro para los niños. Los niños pequeños prosperan en entornos donde las actividades diarias siguen un patrón consistente. Esto incluye horarios regulares para comer, dormir, jugar y aprender. La previsibilidad de las rutinas diarias ayuda a los niños a entender el mundo que les rodea y a sentirse seguros dentro de él. La estructura no significa rigidez, sino ofrecer un marco flexible que brinde estabilidad y orden, permitiendo a los niños anticipar lo que viene a continuación y reducir la ansiedad asociada a la incertidumbre.
En las escuelas Waldorf, el ritmo y la estructura son fundamentales para crear un ambiente educativo que nutra y apoye el desarrollo integral de los niños. Me gusta mucho este enfoque y creo que está muy en sintonía con el desarrollo de las criaturas. La pedagogía Waldorf pone un gran énfasis en la importancia de los ritmos y las rutinas, no solo para proporcionar estabilidad y seguridad, sino también para armonizar con los ritmos naturales y estacionales de la vida. Este enfoque se manifiesta a través de un ritmo diario, semanal y anual cuidadosamente planificado.
Ritmo diario
El ritmo diario está diseñado para proporcionar una estructura equilibrada que permita a los niños moverse de manera fluida entre diferentes tipos de actividades.
En la educación infantil, el ritmo diario está diseñado para proporcionar un entorno seguro y predecible que nutre el desarrollo integral de los niños pequeños. Este enfoque rítmico, fundamentado en la repetición y la estructura, ayuda a los niños a sentirse seguros y a desarrollar una comprensión del mundo que les rodea.
- Recibimiento y juego libre: este tiempo es esencial, ya que el juego es el principal medio a través del cual los niños exploran y comprenden el mundo. Los niños tienen acceso a una variedad de materiales naturales y no estructurados que fomentan la creatividad, la imaginación y el juego simbólico. Durante este tiempo, los maestros observan y apoyan el juego, interviniendo solo cuando es necesario para guiar o ayudar a los niños.
- Actividades dirigidas: después, los niños participan en actividades dirigidas por el maestro. Estas actividades pueden incluir manualidades, pintura, dibujo, trabajos con lana o arcilla, y otras actividades artísticas y prácticas. Cada actividad está diseñada para ser apropiada para el desarrollo y para fomentar habilidades motoras finas y gruesas, la creatividad y la concentración. Las actividades dirigidas también suelen estar conectadas con temas estacionales y naturales, reforzando la conexión de los niños con el mundo natural.
- Círculo de la mañana: En el círculo los niños se reúnen con su maestro y compañeros encontrando un momento para compartir juntos. Esta actividad incluye canciones, versos, rimas y juegos de movimiento que establecen un tono armonioso y alegre para el día. El círculo de la mañana no solo proporciona un sentido de comunidad y pertenencia, sino que también ayuda a los niños a centrar su atención y a prepararse para las actividades que seguirán.
- Preparación y almuerzo: antes del almuerzo, los niños participan en la limpieza y preparación del espacio, desarrollando un sentido de responsabilidad y orden. El almuerzo es otro momento comunitario importante, donde los niños y maestros se sientan juntos para compartir una comida. Este tiempo se utiliza para practicar habilidades sociales, como la conversación educada y los buenos modales en la mesa.
- Juego al aire libre: el juego al aire libre es una parte fundamental del día en la educación infantil. Los niños pasan tiempo significativo al aire libre, explorando el entorno natural, jugando libremente y participando en actividades que promueven el desarrollo físico y el bienestar emocional. El contacto regular con la naturaleza es visto como esencial para el desarrollo saludable, y los maestros aprovechan las oportunidades que ofrece el entorno natural para el aprendizaje y el juego.
- Cuento: Las historias como medio para nutrir la imaginación, el lenguaje, y el desarrollo emocional y moral de los niños. Los cuentos son utilizados para alimentar la imaginación de los niños. Las historias ricas en imágenes y símbolos proporcionan un terreno fértil para que los niños desarrollen su capacidad de imaginar y visualizar. Esta habilidad es crucial no solo para el pensamiento creativo, sino también para la resolución de problemas y el desarrollo cognitivo en general. A través de los cuentos, los niños aprenden a construir imágenes mentales, lo que fortalece su capacidad de abstracción y comprensión de conceptos complejos. Además, los cuentos desempeñan un papel vital en el desarrollo del lenguaje. Al escuchar historias, los niños están expuestos a un vocabulario rico y variado, estructuras gramaticales complejas y diferentes estilos de narración. Esta exposición constante al lenguaje hablado enriquece su propio lenguaje, mejora su capacidad de expresión y comprensión verbal, y sienta las bases para la lectoescritura. La repetición de cuentos también ayuda a los niños a internalizar el ritmo y la musicalidad del lenguaje, lo cual es fundamental para su desarrollo lingüístico.
- Actividades de cierre: el día termina con actividades de cierre, que pueden incluir un segundo círculo de la tarde con canciones y cuentos. Estas actividades de cierre ayudan a los niños a hacer una transición suave hacia el final del día y a prepararse para el regreso a casa.
La jornada escolar en las etapas de primaria (a partir de los 7 años) suele comenzar con una actividad de bienvenida que puede incluir canciones, versos o ejercicios rítmicos, estableciendo un tono armonioso para el día. La mañana se dedica principalmente a actividades cognitivas y creativas intensas, como las lecciones principales, que abarcan materias fundamentales como matemáticas, lengua, ciencias y artes. Estas lecciones están diseñadas para ser dinámicas y atractivas, combinando instrucción directa con actividades prácticas y artísticas.
Después de la lección principal, se suelen realizar actividades más relajadas y rítmicas, como el recreo, manualidades, música, o educación física. La tarde se reserva para actividades que requieren menos concentración intelectual y más participación física y creativa. Este flujo del día, que alterna entre concentración y relajación, permite a los niños mantenerse equilibrados y comprometidos.

Ritmo semanal
El ritmo semanal también sigue un patrón estructurado y repetitivo. Cada día de la semana suele estar dedicado a una actividad o área específica del currículo. Por ejemplo, los lunes pueden enfocarse en actividades artísticas como la pintura o la escultura, mientras que los martes se dedican a la música y los miércoles a la jardinería o la educación ambiental. Esta repetición semanal permite a los niños anticipar y prepararse para las actividades, reforzando un sentido de continuidad y seguridad.
En primaria, las materias se integran de manera holística, y las lecciones principales suelen seguir un ciclo de tres a cuatro semanas, permitiendo a los niños profundizar en un tema específico antes de pasar al siguiente. Esta estructura semanal no solo ayuda a organizar el aprendizaje, sino que también respeta los ritmos naturales de concentración y creatividad de los niños.
Ritmo anual
El ritmo anual está profundamente influenciado por los ciclos estacionales y las festividades. Podemos celebrar las estaciones del año con festivales y actividades especiales que reflejan los cambios en la naturaleza. Estos festivales, como la celebración de la cosecha en otoño, la festividad de la luz en invierno, y las fiestas de primavera y verano, son momentos importantes en la vida escolar y comunitaria. Involucran a toda la comunidad educativa y conectan a los niños con los ritmos naturales del mundo que les rodea.
A lo largo del año, el currículo también se adapta para reflejar las estaciones. Por ejemplo, en invierno, las actividades pueden enfocarse en la introspección y el trabajo manual, mientras que, en primavera y verano, se promueven actividades al aire libre y proyectos de jardinería. Este enfoque anual ayuda a los niños a desarrollar una conexión profunda y respetuosa con la naturaleza y a comprender su lugar dentro de los ciclos más amplios de la vida.
1.2. Repetición
La repetición es una herramienta poderosa para consolidar la seguridad en los niños. A través de la repetición, los niños pueden internalizar conceptos, habilidades y comportamientos, lo que les proporciona un sentido de dominio y control sobre su entorno. La repetición de actividades, cuentos, canciones y juegos no solo refuerza el aprendizaje, sino que también proporciona consuelo y familiaridad. Esta consistencia les ayuda a comprender y predecir su entorno, reduciendo el estrés y aumentando su confianza en sí mismos y en los demás.
Muchas veces esta repetición se ve como negativa; vemos que si no cambiamos de actividades, los niños se van a aburrir o no van a progresar. Pero precisamente es al contrario, cuando más repetición haya, más seguridad se genera y mejor asimilación de los aprendizajes, ritmos y normas.
Esta repetición, no solamente se puede ver en las actividades del día a día, también en situación muy cotidianas, por ejemplo, cada día se leen poemas, se comparte comida, se cuenta un cuento y se cantan canciones en el mismo orden cada día. Las canciones, versos y cuentos se repiten durante varias semanas, creando un ritmo diario estructurado y consistente, que le da seguridad al niño y le permite anticipar lo que va a pasar. Durante las transiciones, se cantan las mismas canciones para facilitar estos momentos de cambio de actividad diarios. El ritmo semanal también está estructurado para que ciertas actividades se repitan cada semana, como por ejemplo el día de pintar o el día de hacer pan. Cada año se celebran los mismos festivales relacionados con las estaciones, respetando de esta forma el ritmo anual e incluyendo manualidades acordes a cada celebración.
1.3. Acompañamiento y vínculo
El acompañamiento y el vínculo afectivo son pilares fundamentales para la seguridad emocional de los niños. La presencia constante y afectuosa de cuidadores y educadores les proporciona un ancla de seguridad y confianza. Establecer vínculos afectivos sólidos a través de la atención, el cuidado y la comunicación respetuosa es crucial. El acompañamiento implica estar presente tanto física como emocionalmente, brindando apoyo y guía mientras los niños exploran y aprenden. Este vínculo de confianza les permite sentirse valorados y seguros, sabiendo que tienen un adulto al que recurrir en momentos de necesidad o incertidumbre.
Durante los primeros 6/7 años se construyen los cimientos de nuestra manera de estar en el mundo, de aprender, de relacionarnos, de vivir. Entre otras cuestiones esenciales se constituye la base de la personalidad, lo que llamamos carácter. La personalidad es pues un constructo fruto de diferentes factores genéticos y ambientales. Por lo tanto, esta etapa es esencial e influye de manera decisiva en todo el desarrollo posterior de la persona.
Desarrollar una teoría que explica los mecanismos de la vida para desplegarse. En esta línea habría una larga lista de referentes pedagógicos (desde los más recientes como el matrimonio Wild, Montessori, Rousseau…) que parten de la idea de que el proceso de crecimiento de dentro a fuera. El acompañamiento respetuoso está en consonancia con esta visión de la vida y de la educación.
Para poder acompañar a los niños de manera respetuosa debemos conocer en profundidad el momento evolutivo en el que se encuentran los niños y tener muy presente que cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento y unas necesidades auténticas cubrir (que son diferentes a los deseos). El adulto debe aprender a mirar más allá del comportamiento, del síntoma que aparece que sólo pone en evidencia algún aspecto más profundo atender.
Por otro lado, también debemos tener en cuenta las diferencias individuales (en cuanto a tipos de inteligencias, estilos de aprendizaje, bagaje personal, personalidad, creencias, ideas, valores…). Acompañamos a cada niño respetando el su propio ritmo y proceso.
Maria Antonia Riera plantea que, para acompañar a los niños desde esta posición respetuosa y amorosa, es necesario que los adultos aprendamos a mirar, a ampliar nuestra mirada. Habla del tacto de la mirada porque es importante a la hora de observar a los niños separar lo que vemos, pensamos y sentimos.
Cuando acompañamos a los niños tenemos que ser muy cuidadosos con nuestras palabras, ya que con ellas podemos ampliar o limitar la experiencia de los niños. Por ello, desde esta mirada procuramos que los adultos no dirijan tanto la experiencia del niño y ponemos la atención en acompañarlos, al estar presentes a su lado, compartiendo lo que va pasando, respetando el proceso que haciendo y que, muy posiblemente, diferiría de lo que hubiéramos hecho nosotros. Aportamos nuestra mirada. A menudo sólo nuestra presencia y mirada sostiene el juego, acompaña, invita al niño a seguir en su actividad. Los niños necesitan adultos que los miren con amor, que les ofrezcan seguridad y favorezcan su autonomía; en entornos seguros, diseñando estructuras que posibiliten acciones y aprendizajes no dirigidos.
Maria Antonia Riera expresa, citando al Afredo Hoyuelos, que los maestros debemos aprender a diversificar nuestros roles: observar, sugerir, en ocasiones, modelar, dirigir, también en algunas ocasiones y especialmente observar y documentar procesos.
También hay que tener en cuenta que los niños son, sobretodo, seres emocionales. Viven las emociones y son los grandes maestros del aquí y el ahora. Somos nosotros, los adultos, los que a menudo no estamos tan presentes en la relación con ellos, a menudo nos descubren haciendo y pensando cosas diferentes.
Por lo tanto, lo que se propone desde esta mirada es que los acompañantes vamos construyendo una actitud más presente cuando estamos con los niños, integrando mejor lo que pensamos, sentimos y hacemos. De hecho, somos los modelos en los que se miran nuestros niños y aprenden. Es en este sentido, en el que consideramos que es necesario que los acompañantes nos tenemos que mirar a nosotros mismos y abrimos un proceso de auto-observación y trabajo de Así, el primer paso sería aprender a acompañarnos y a amarnos a nosotros mismos: “cuidarnos para poder cuidar” y también a atrevernos a ser auténticos, a mostrarnos tal y como somos.
La segunda propuesta iría ligada a ampliar nuestra conciencia. Darnos cuenta más de lo que nos está sucediendo a tres niveles: pensamientos, sensaciones corporales y emociones.
1.4. Límites y normas claras
Los límites y las normas claras son esenciales para crear un entorno seguro y estructurado. Los niños necesitan saber qué se espera de ellos y cuáles son los comportamientos aceptables. Establecer límites coherentes y justos les ayuda a entender las consecuencias de sus acciones y a desarrollar un sentido de autocontrol y responsabilidad. Las normas claras proporcionan una guía sobre cómo interactuar con los demás y con su entorno, fomentando un sentido de orden y seguridad. Es importante que estos límites se comuniquen de manera positiva y consistente, adaptándose a la edad y desarrollo del niño, y que se apliquen de forma comprensiva y firme.
En resumen, la necesidad de seguridad en la infancia se puede abordar de manera efectiva a través de estas cuatro dimensiones. Al proporcionar ritmo y estructura, reforzar la repetición, establecer vínculos afectivos sólidos y definir límites y normas claras, creamos un entorno seguro y acogedor donde los niños pueden prosperar. Estas dimensiones interconectadas forman la base de una crianza y educación que respeta y nutre el desarrollo integral de los niños, permitiéndoles crecer con confianza y seguridad en sí mismos y en el mundo que les rodea.