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A propósito de las pantallas

En el último episodio de Pedagogía Inquieta, reflexiono sobre un tema que, cada vez más, está presente en las conversaciones de padres, educadores y profesionales del desarrollo infantil: el impacto de las pantallas en la infancia. Vivimos rodeados de tecnología, pero ¿realmente estamos conscientes de cómo afecta a los más pequeños? A lo largo de este post, quiero compartir las ideas y reflexiones que surgieron en ese episodio, ofrecer más información sobre los efectos de la exposición a las pantallas y explorar cómo podemos abordarlo de manera consciente.

¿Por qué las pantallas son un tema relevante?

Las pantallas están presentes en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria: en el hogar, en las aulas, en los teléfonos móviles y en los dispositivos electrónicos. Mientras que la tecnología ha traído muchas ventajas, especialmente en el ámbito educativo, también hay preocupación sobre cómo su uso excesivo puede afectar el desarrollo de los niños.

Recientemente, la Asociación Española de Pediatría ha actualizado sus recomendaciones sobre el uso de pantallas, sugiriendo evitar su uso antes de los 6-7 años y limitarlo a partir de esa edad. Sin embargo, la realidad que vivimos hoy está muy alejada de estas recomendaciones. En lugar de cuestionar la presencia de las pantallas en la vida de los niños, parece que las hemos normalizado. Incluso muchas veces nos justificamos pensando que los niños necesitan familiarizarse con la tecnología desde una edad temprana para estar preparados para el futuro.

Las pantallas: ¿herramienta educativa o fuente de entretenimiento?

Una de las grandes preguntas que planteo en el podcast es si las pantallas realmente favorecen el aprendizaje. Existen muchas herramientas digitales y aplicaciones educativas, pero, ¿realmente estamos utilizando las pantallas de manera que fomenten el desarrollo cognitivo y emocional de los niños?

El contenido de muchas de las pantallas a las que los niños tienen acceso puede ser emocionalmente complejo. Muchas películas y series dirigidas a la infancia contienen tramas y estímulos visuales que no son apropiados para su desarrollo. Este contenido, aunque aparentemente inocente, puede generar confusión, ansiedades o inseguridades en los más pequeños, quienes aún no tienen las herramientas necesarias para procesarlo.

La importancia del juego libre y la conexión humana

Lo que propongo no es demonizar la tecnología ni eliminar las pantallas de nuestras vidas, sino más bien aprender a utilizarlas de manera consciente. El aprendizaje real no ocurre frente a una pantalla, sino cuando los niños exploran, crean, experimentan y se conectan con otras personas. La interacción cara a cara, el juego libre y la exploración sensorial son fundamentales para el desarrollo infantil.

Es crucial que, en los primeros años de vida, los niños se centren en experiencias físicas y reales: tocar, mover, cantar, jugar con otros niños, etc. Las pantallas, si bien son útiles, nunca deberían sustituir estas experiencias vivenciales. Un ejemplo claro es que los niños necesitan canciones, sí, pero esas canciones deben ser cantadas por un adulto, no reproducidas por una máquina.

El uso de las pantallas en las aulas: ¿educación o entretenimiento?

Otro punto importante que toqué en el podcast es el uso de las pantallas en las aulas. En muchas escuelas, las pantallas se han integrado como una herramienta educativa, pero en la práctica, a menudo se utilizan simplemente para entretener a los niños. He sido testigo de situaciones en las que, en lugar de utilizar las pantallas para educar, se proyectan programas y vídeos que no aportan nada al aprendizaje.

Aunque las tecnologías pueden ser una gran herramienta en la educación, deben ser utilizadas de manera responsable. No se trata de sustituir métodos de enseñanza tradicionales, como el uso de libros o actividades físicas, sino de complementar el proceso educativo de una manera que respete los momentos de desarrollo de los niños.

El futuro será tecnológico, pero necesitamos ser humanos

El futuro está indudablemente marcado por la tecnología, y las pantallas son una parte fundamental de ese futuro. Sin embargo, necesitamos asegurarnos de que no olvidemos lo que hace a los niños profundamente humanos: el juego, la interacción, la curiosidad y la creatividad. Es nuestra responsabilidad como familias y como profesionales de la educación ofrecer una relación saludable y equilibrada con la tecnología.

El uso consciente de las pantallas en la vida de nuestros niños es una cuestión clave para garantizar su desarrollo emocional y cognitivo. Debemos ser responsables de la forma en que introducimos la tecnología, respetando su necesidad de experiencias sensoriales, juego libre y conexión humana. Como sociedad, debemos reflexionar sobre qué tipo de relación queremos que nuestros hijos tengan con la tecnología y qué valores estamos modelando.

Espero que estas reflexiones te hayan hecho pensar y te invito a compartir tus experiencias y puntos de vista sobre este tema tan importante. Gracias por seguirme en este espacio de Pedagogía Inquieta.

Para saber más…

  1. Asociación Española de Pediatría: “Recomendaciones sobre el uso de pantallas en niños y adolescentes”.
  2. Jane Healy (1998), Failure to Connect: How Computers Affect Our Children’s Minds—for Better and Worse. Este libro profundiza en los efectos negativos que la exposición temprana a las pantallas puede tener en el cerebro infantil.
  3. Sherry Turkle (2011), Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other. Turkle analiza cómo la tecnología puede afectar nuestra capacidad para conectar con otros de manera humana.
  4. American Academy of Pediatrics, Media and Young Minds, Pediatrics, 2016
    La AAP ofrece recomendaciones basadas en evidencia sobre el uso de pantallas en niños menores de 18 años. Su informe establece que el uso excesivo de pantallas puede afectar negativamente al desarrollo cognitivo, emocional y físico de los niños. El informe enfatiza que el contenido de calidad y las interacciones sociales cara a cara son esenciales para el desarrollo infantil en los primeros años.
  5. Raheela Kausar,Usman Afaq. (2024). Impact of Screen Time on Child DevelopmentHarf-O-Sukhan8(2), 1101-1111.  Las investigaciones indican que el exceso de tiempo frente a pantallas puede afectar negativamente la capacidad de atención, las capacidades cognitivas y el rendimiento académico de los niños. La exposición prolongada a los medios digitales también puede contribuir al aislamiento social, la reducción de la actividad física y la alteración de los patrones de sueño, lo que influye aún más en el bienestar general. Además, el consumo de contenidos, incluido el material violento o inapropiado, puede afectar a la regulación emocional y el comportamiento de los niños.
  6. Kirkorian, H. L., et al. Media and Children’s Learning, The Future of Children, 2016, 26(2): 11-30
    Este estudio revisa cómo los niños aprenden a través de los medios de comunicación y cómo los efectos de la televisión y los medios digitales dependen del contenido y de la cantidad de exposición. El estudio destaca que la interacción y el contenido educativo de calidad son factores determinantes en el impacto positivo de los medios.
  7. Twenge, J. M., et al. Associations Between Screen Time and Lower Psychological Well-Being Among Children and Adolescents, Preventive Medicine, 2018, 116: 60-68.
    Este estudio examina cómo el tiempo frente a la pantalla está vinculado a una menor salud psicológica en niños y adolescentes. Encuentra correlaciones entre el aumento del tiempo de pantalla y una mayor probabilidad de sufrir problemas de bienestar, como ansiedad y depresión.

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Yo soy Jenny, maestra de profesión (y por pasión). Actualmente me dedico a acompañar y formar a profesionales de la educación inquietos, con ganas de cambiar la imagen y miradas en y hacia la escuela y la infancia. Me he especializado en psicomotricidad, neuropsicología y métodos de investigación en la innovación curricular. Me formé en educación viva y he podido llevar a cabo toda esta transformación en diferentes proyectos de educación viva en los que he participado como acompañante.

Soy mamá de Leo, de 2 años y de Emma, que nació el pasado agosto. Si mi mirada hacia la educación ya era transformadora y revolucionaria antes de nacer mi hijo, ahora ya es totalmente radical. Algo no se está haciendo bien, y mis inquietudes me llevan a acompañar el cambio de mirada y a despertar consciencias.